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Hace unos cinco años brotó la necesidad de plasmar en palabras millones de posturas, sueños y pensamientos que bullían en mi interior sobre mi trayectoria docente, pues una vez más sentí que, incluso en esta profesión de extraordinaria belleza y trascendencia, el rol del educador está desvirtuado e infravalorado por factores sociales, políticos y económicos, que están asfixiando la luz que esta profesión debería desprender. Cómo podremos alumbrar generaciones, sin que antes hayamos hecho brillar nuestra propia luz. Por circunstancias quedó aparcado y ha sido en 2021 cuando se abonó el terreno debido a poderosos cambios existenciales, para que este sueño y a la vez necesidad vital, saliera adelante.

Y aunque anteriormente había escrito relatos, prosa poética y crítica cinematográfica, no ha sido hasta ahora cuando me he embarrado en mayor medida en mi pasión por la escritura, conjugándose mi amor a la educación, al ser humano y a los libros. Brotaron en mí unas ganas salvajes de compartir cuáles son los parámetros básicos hacia los que dirigir nuestra mirada educativa y esmerarnos en cultivarlos para poder transmitirlo y ser trascendido, construyendo un mundo más cálido y amoroso.

Esta obra viene a cuestionarnos, pero sobre todo a aportar luminosidad, consciencia y valor. Todos nacemos con unas alas grandes. Representan nuestros deseos, nuestra esencia, nuestros más sabios instintos. Una energía vital que nos impulsa hacia lo mejor. Con el paso del tiempo y muchos de los aprendizajes que conlleva la vida en sociedad, las alas se van encogiendo, marchitando. Demasiados contenidos vacíos y normas impuestas sin cuestionar ni consensuar. Los educadores necesitamos hacer que las alas de nuestros alumnos se desplieguen con su máxima envergadura y alcen el vuelo desde sus voces internas y únicas, espantando a plumazos patrones estériles, necrosados e impuestos desde fuera que nos han llevado y nos siguen llevando a la más disparatada de las locuras vitales. Enseñar a vivir es ayudar a que cada uno encuentre su propio latido interior. Las asignaturas son un buen medio, pero nunca el fin. Esta es la esencia de mi libro. Un ensayo filosófico que apunta directo a todos los elementos básicos que el docente del siglo XXI tendría que mimar y cuidar, para contrarrestar la inercia insana en la que centrifugamos, tan mareados, que hemos perdido de vista el sentido de la vida.

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Puntos de venta

"Disfrutamos y aprendimos leyendo juntos este libro. Como padres aporta una visión sensible, eficaz y sincera de lo importante a la hora de ayudar a nuestros hijos a enfrentar su viaje educativo y de formación como personas con el fin de disfrutar del camino y ser almas íntegras y felices"

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