Con 125 años de historia, el cine continúa siendo un fiel reflejo de nuestra sociedad. Y tanto es así, que si hablamos de alfabetización mediática, el mayor peso lo tienen las TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación). En el aula sucede lo mismo.
Hemos invadido los centros educativos de cientos de softwares y artefactos, depositando en ellos la expectativa de nuestro progreso. En cambio, un recurso educativo tan potente como el cine va quedando arrinconado, reduciéndose su incursión en nuestras vidas en un 11% desde el año 2000.
Otra ventaja indiscutible como recurso es su fácil acceso. Sin embargo, en 2014 se presentó el estudio europeo FilmEd vMostrando cine y otros contenidos audiovisuales en las escuelas europeas, que exponía varias conclusiones. Entre ellas, la situación en concreto de España relativa a este estudio se publicó en el informe Perspectivas 2015 - el uso del audiovisual en las aulas. La investigación detectó que el uso del medio audiovisual en los centros educativos es ocasional, empleándose más en primaria que en secundaria, 54% y 44% respectivamente a nivel europeo.
En cuanto a su uso en las aulas su finalidad en porcentajes es la siguiente:
Pensemos la infinidad de aptitudes que el cine fomenta: creatividad, autoconocimiento a través de historias ajenas, educación emocional, expresión oral. inteligencia estética, aprecio a la música. motivación... por citar algunas.
Estos datos nos hacen pensar que su abordaje es superficial. El cine como herramienta educativa nos brinda planteamientos mucho más ricos. El principal uso del cine es como recurso educativo y visionado para el análisis crítico de sus contenidos. La dimensión creativa del cine y la producción de contenidos no tiene prácticamente presencia, a pesar de que competencias críticas frente al audiovisual pueden ser adquiridas también a través de la creación acompañada y guiada. Hay quienes abogan por una nueva asignatura, pero cierto es que hay ya demasiadas.
Ahí van algunas propuestas para exprimir y saborear este gran arte en educación:
- Darle mayor peso en las programaciones, aumentando en todas las materias documentos audiovisuales que enriquezcan cada una de ellas.
- Mejorar la formación permanente del profesorado en lenguaje audiovisual, concienciando sobre su utilidad y alcance.
- Aunar su potencial en un proyecto de centro que incluya todos los cursos y asignaturas, empleando el cine como hilo conductor en la realización de cortometrajes:
El guión en literatura, historia, valores.
El storyboard en plástica.
La grabación en tecnología.
La banda sonora en música.
Expresión verbal oral y lenguaje corporal en teatro.
Pensamiento crítico en filosofía.
Organización temporal, espacial y económica en matemáticas.
Trabajo en equipo.
Tal como a firmaba Juan Antonio Pérez Millán en su fundamental libro Cine, enseñanza y enseñanza del cine (2014), es “de vital importancia el aprendizaje del lenguaje audiovisual como garantía mínima de poder adoptar actitudes autónomas frente a los mensajes de todo tipo que nos llegan por esa vía, sin dejar por eso de disfrutar de la contemplación y el conocimiento de películas y programas que nos resultan atractivos aunque no estemos de acuerdo con los puntos de vista que sustentan. Y conviene insistir en que ese aprendizaje no debe presentarse como el de una disciplina particularmente compleja, llena de matizaciones y autorreferencias y provista de un aparato conceptual difícil de abarcar por cualquiera”. De ahí –concluía– que “debamos dejar constancia de la necesidad absoluta de llegar a disponer de una enseñanza regular del lenguaje audiovisual”
Son escasas las comunidades autónomas que atisban a ver el gran potencial que encierra este arte, más allá de un maravilloso complemento educativo. En las Islas Canarias se organiza desde hace 5 años el Festival Audiovisual Formativo Cinedfest, donde se combina la formación con la proyección de películas elaboradas por los alumnos.
Os dejo el documento completo elaborado por la Academia de Cine.
¡VIVA EL CINE!
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